El estudio, que recoge las opiniones de más de 50.000 estudiantes de la ESO desvela algunos de los hábitos y el uso de la tecnología por parte de nuestros menores.
“A pesar de los esfuerzos realizados en el ámbito de la educación y la promoción de la salud, el uso saludable y responsable de Internet, las redes sociales (RRSS) y, por extensión, las tecnologías para la Relación, la Información y la Comunicación (TRIC) siguen constituyendo uno de los grandes desafíos a los que a día de hoy nos enfrentamos como sociedad, especialmente en el ámbito de la infancia y la adolescencia”. UNICEF.
El uso del móvil y las TRIC entre las y los adolescentes españoles está claramente generalizado desde edades tempranas, aunque en muchos casos se trata de un uso intensivo y sin supervisión, lo que puede derivar en frecuentes problemas de convivencia.
Algunas de las conclusiones más relevante de este informe nos revelan que la gran mayoría de los adolescente tienen móvil con conexión a internet (94,8%). La edad media a la que se tiene el primer móvil roza los 11 años; que el 90,8% de los jóvenes se conecta a Internet todos o casi todos los días y casi la mitad de los jóvenes que tienen uno entran en internet más de cinco horas al día durante los fines de semana y un 31,5%, incluso entre semana. Casi el 60% duerme con el móvil o la tableta en la habitación todos o casi todos los días, y uno de cada cinco se conecta a partir de las doce de la noche, momento en que las prácticas de riesgo aumentan.
Las aplicaciones más utilizadas son Whatsaap (93,4%), YouTube (88,6%), Instagram (77,9%) , Tik Tok (74,1) y Twitch (46,0%), en la que el 98 % manifiesta estar registrado al menos en una red social y que el 61,5 % admite tener más de un perfil en la misma red social. Una para la familia y conocidos y otra para el grupo de iguales. Este dato puede ofrecer una falsa sensación de control por parte de las familias.
En relación a las emociones y sentimientos que experimentan los adolescentes en internet reflejan que la mayoría siente alegría (96,9%), relajación (81,6%) o diversión (78,9%), comprensión (71,6%) ,euforia (64,2) o conexión con otra persona (58,6 %). Sin embargo casi un tercio experimenta inseguridad (27,95), miedo (24,7%), soledad (23,5%), angustia (19,7%) o exclusión (13,5%). Por otro lado, el 44,3% de los jóvenes encuestados están en redes sociales para no sentirse solos, mientras que el 58,1% para hacer amigos/as.
Teniendo en cuenta que las relaciones son una parte esencial de nuestro desarrollo emocional y social, y que nos encontramos con adolescentes que viven con miedo, angustia y preocupación su experiencia en las redes sociales, su salud mental puede verse afectada. Entre los principales riesgos identificados por chicas y chicos en su experiencia en el entorno digital está el ciberacoso, el contacto con extraños, sentirse discriminados o excluidos, el chantaje y la sextorsión, o el acceso a contenidos inadecuados para su edad.
De los datos aportados en el informe, el 42% de los encuestados asegura haber recibido alguna vez mensajes de contenido erótico o sexual; uno de cada diez ha recibido -a través de redes, chats, Internet o videojuegos- una proposición sexual por parte de un adulto, y el 57,2% ha aceptado a desconocidos en RRSS. A pesar de los esfuerzos que centros educativos e instituciones han venido realizando en los últimos años, la realidad sigue siendo preocupante. La tasa de victimización de acoso escolar estimada se sitúa en el 33,6% y la de ciberacoso se situaría en un 22,5%.
Otros de los riesgos asociado al un uso «problemático» de Internet y las redes sociales está relacionado con los videojuegos ya que ocupa un lugar muy importante en la vida de los adolescentes. 6 de cada 10 adolescentes usan videojuegos como principal canal de ocio y entretenimiento y más de un 50% lo hace con juegos no aptos para su edad, con un promedio 7 horas semanales.
Para UNICEF España, uno de los puntos más preocupantes de su informe es que, según sus datos, un 3,6% de los estudiantes españoles de ESO reconocen haber jugado o apostado dinero online alguna vez en su vida. Ganar dinero (44%) , divertirse y pasar el rato con los amigos, son los tres principales argumentos. En definitiva, 1 de cada 3 estudiantes españoles de ESO podrían tener ya un “Uso Problemático de Internet” y 1 de cada 5 podrían tener ya cierto nivel de “enganche” a los videojuegos.
En contraposición con todos estos riesgos, se constata una escasa supervisión parental: sólo el 29,1% de los adolescentes señala que sus padres les ponen algún tipo de normas o límites sobre el uso de Internet y/o las pantallas; sólo el 23,9% limitan las horas de uso y el 13,2% los contenidos a los que pueden acceder. Los datos indican que un 25% tiene discusiones en casa por el uso de la tecnología al menos una vez a la semana.
Pero, ¿cuáles son las conclusiones que podemos obtener de estos resultados?
En primer lugar, que la tecnología forma parte de la vida de los adolescentes y de su desarrollo personal y social. Además le aporta comprensión y bienestar emocional.
En segundo lugar, que su uso implica una serie de riesgos como el sexting , grooming o ciberacoso. Especialmente este último debe ser una prioridad a nivel educativo.
Llama la atención el bajo nivel de supervisión que ejercen las familias, y que tiene una repercusión importante en el uso intensivo y sin supervisión de los videojuegos.
No podemos obviar el hecho de que haya adolescentes que han comenzado a apostar dinero online, cuestión que puede provocar el desarrollo de una ludopatía.
En este contexto, UNICEF ha realizado una serie de recomendaciones dirigidas a gobiernos, familias, instituciones, empresas y la sociedad en general, con el objetivo de «fomentar una buena higiene digital».
Entre otras, las siguientes:
- Proporcionar a las familias herramientas y apoyo para poder ejercer su labor educativa y de acompañamiento.
- Promover la importancia del sistema educativo como ámbito clave para adquirir las pautas y herramientas necesarias para manejarse en Internet.
- Dar a los propios adolescentes la información necesaria tanto para poder comprender los riesgos como para poder denunciar situaciones de abuso.
- Contar con políticas más contundentes por parte de las instituciones para la protección de los niños y de su imagen en la red.
- Garantizar a través de la industria tecnológica la protección de los adolescentes, por ejemplo con recomendaciones claras de uso y privacidad.
Para ello, es necesario asumir un rol activo que permita garantizar el uso seguro, responsable y crítico de la tecnología, facilitando que niños, niñas y adolescentes se puedan aprovechar de sus ventajas y promoviendo una buena higiene digital.
Deja una respuesta